Un año más conmemoramos el 8 de marzo el día internacional de la mujer, y lo cierto es que aunque desde los medios de comunicación se habla de celebración, más que un festejo en realidad es un recordatorio acerca de las desigualdades que aún persisten sobre la situación actual de la mujer.
Podemos afirmar, no sin ruborizarnos, que las mujeres siguen sufriendo la precariedad laboral en mayor medida que los hombres y esto se traduce en una mayor contratación temporal, alta tasa de jornadas parciales, techo de cristal, segregación horizontal en sectores feminizados (menos valorados y peor remunerados que los sectores masculinizados), brecha salarial y falta de corresponsabilidad en el reparto de las responsabilidades familiares, por citar sólo algunas variables que retratan nuestra posición en el mercado laboral. Como decía José Ortega y Gasset: "yo soy yo y mi circunstancia".
No podemos separar el hecho de ser mujer del medio en el que vivimos, porque estos dos elementos interactúan y se rebelan como indisolubles. La situación del mercado laboral para las mujeres no depende de su valía o cualificación sino de un modelo social, económico y político que infravalora el trabajo femenino y nos mantiene en una posición subordinada y discriminatoria con respecto a los hombres.
Por eso, este día más que nunca tenemos que reciclar esta frase y más allá de la denuncia hacer propuestas atrevidas que rompan el modelo decimonónico y masculino sobre el uso y reparto del tiempo de trabajo. Hacer nuestra la proclama: "yo soy yo y mi alternativa".
Y no hablamos de ciencia ficción o fenómenos paranormales. Existen ejemplos como el de Pepa Bueno y Gemma Nierga, ambas dirigen el programa de radio Hoy por hoy y desdoblan su presencia en franjas horarias sucesivas. Es lo que se conoce como job sharing, una propuesta interesante para compartir el trabajo. Consiste en que dos personas se reparten las horas de un mismo puesto de trabajo en días o turnos consecutivos. Los beneficios parecen claros, retención del talento, aumento de la productividad y alto nivel de satisfacción, lo cual proporciona mayor riqueza a la actividad laboral.
En 2014, un estudio de Robert Half, la multinacional de recursos humanos, indica que un 25% de las empresas europeas ofrecen puestos para compartir. El porcentaje varía según los países. En Reino Unido alcanza el 48%, en Alemania el 15%, en Holanda y en Bélgica el 23% y en Austria el 19%. España no figura en el estudio porque este sistema no está extendido ni entre las empresas, ni en la Administración.
No niego que cambiar el modelo del reparto del trabajo sea una tarea fácil, existen dificultades organizativas y resistencias de los propios agentes sociales, pero empezar a plantearse alternativas como éstas es un buen comienzo para modificar nuestras circunstancias y dar un paso adelante, más allá de la necesaria exposición de las desigualdades en los tan señalados días internacionales.
Enlace artículo Yo comparto mi empleo y mi salario
