En la búsqueda de empleo, antes de enfrentarnos al muro, si lo hubiere o hubiese - ¡qué rico es el castellano! -, tenemos que saber a qué nos queremos dedicar. Y no vale decir "de lo que sea", o "me da igual". Creo que para las personas responsables de la selección de personal, estas son las frases que más detestan y que, de paso, utilizan para no decidirse por nuestra candidatura.
Así que para tal cometido tenemos que hacer una lista de la compra. En la metáfora previa recomendamos unos ingredientes que seguramente podremos utilizar ahora, aunque en esta ocasión tenemos que afinar más.
El supermercado, hipermercado, colmado o pulpería - perdonad la variedad de términos pero es que me encantan estas dos últimas palabras - en el que compraremos se llama "Experiencia, formación e intereses". Es un lugar desproporcionadamente grande. Sus dimensiones como las del muro aquel se corresponden con la edificación llevada a cabo durante toda nuestra vida educativa y laboral, principalmente. Es decir, queda a nuestra disposición, por ejemplo, una lata del curso ese que hicimos; medio kilo de experiencia laboral en tal puesto de trabajo; un litro de caldo de paciencia con tales compañeros o con esas compañeras; o tres paquetes de tiernas horas de trabajo desarrolladas en aquella empresa.
Además de esto, tenemos que tener en cuenta la oferta y la demanda del mercado laboral. En la entrada al "súper" hay unos folletos actualizados según departamentos. Su especial contenido es el mercado de trabajo, donde se indican dónde están las oportunidades laborales, los puestos donde hay más ofertas, las empresas que contratan, las condiciones laborales que ofrecen, o las futuras tendencias del mercado de trabajo. Esto último lo encontramos en la sección de moda y complementos.
Y os contaré un secreto que no debe de saber nadie más: cuando vayáis al súper podéis ir con varias listas de la compra. No tenemos por qué tener una única, pues nos haría perder oportunidades laborales. Como comentábamos, es cierto que no hay que buscar trabajo de lo que sea pero tampoco podemos priorizar una sola opción. En estos tiempos de muros aparentemente infranqueables, eligiendo esta estrategia perderemos oportunidades.
Esta metáfora aunque requiere una mayor profundización más allá de este espacio virtual concluye en la fila de acceso a la caja registradora. Finalmente, una vez que el cajero, o la cajera, de turno hayan colocado los productos escogidos en una bolsa de papel, como si se tratase de un súper americano, recibiremos el correspondiente tíquet. Entonces, habremos concluido con este cometido. Lo hemos conseguido.
El resultado es un tíquet especial que tiene impresos todos los productos elegidos. En la parte final aparecen unas palabras que son un sumatorio de los productos. Estas palabras indican nuestro objetivo laboral, a eso a lo que nos queremos y ojalá nos podamos dedicar. Recordad que si hicisteis varias compras a la vez, podréis obtener varios objetivos laborales. No os preocupéis por disponer de muchas opciones. Además, es positivo diferenciar entre los objetivos laborales a largo plazo, que requieren de una mayor especialización y tiempo, de los objetivos laborales a corto plazo. Para emplearse en uno de estos últimos no es necesario iniciar un reciclaje exhaustivo, y quizá el acceso al mercado laboral sea más rápido. Volviendo a lo comentado con anterioridad, la persona que busca como auxiliar administrativo, tendrá que plantearse esta opción a largo plazo una vez se forme. Mientras, en función de su experiencia, podrá buscar, por ejemplo, como recepcionista.
Vistas las dimensiones reales del muro y habiendo hecho lista de la compra, quizá ya no dé tan igual buscar de lo que sea y así podamos enfrentarnos mejor a la búsqueda de empleo. Es posible, como todo.