El desempleo (especialmente cuando los procesos de búsqueda de empleo se prolongan en el tiempo) genera una pérdida de ingresos económicos (y en ocasiones también de redes sociales) y una ruptura en los hábitos diarios que suponen el realizar una actividad continuada en el tiempo. Esto provoca que suelan aparecer emociones como la ansiedad, la tristeza, el miedo, el enfado, etc, que son totalmente legítimas, ajustadas a la situación y adaptativas (ya que son reacciones universales ante la aparición de problemas, pérdidas, incertidumbre, etc, que nos ayudan a movilizar recursos y estrategias de afrontamiento ante la nueva situación). El problema puede aparecer cuando este malestar comienza a ser tan intenso y/o prolongado en el tiempo, que provoca bloqueo e interferencia en diversas áreas de la persona, que comienza a experimentar la situación como una fuente intensa de malestar psicológico y físico generalizada e irresoluble, percibiéndose a sí misma sin recursos eficaces de afrontamiento. A partir de ahí pueden comenzar dificultades añadidas como pérdida de confianza, desmotivación, desesperanza, expectativas negativas de cambio, sentimientos de culpa y/o fracaso, dificultades para la toma de decisiones o para la generación de alternativas, apatía, indefensión, preocupaciones recurrentes, visión negativa de uno/a mismo/a, de la situación y del futuro, pensamientos negativos, locus de control externo, síntomas físicos (problemas de sueño, dolores de cabeza,tensión muscular, cansancio, etc).
No obstante, el impacto que pueda llegar a tener sobre nuestra salud y bienestar psicológico una situación de desempleo o de estrés laboral no siempre es el mismo, sino que va a depender de factores personales (estrategias previas de afrontamiento y de manejo del estrés, autoestima y autoconcepto, estilo y hábitos de vida, flexibilidad cognitiva, estilo atribucional, historia de vida y de aprendizaje, antecedentes médicos o psicológicos...), sociales (redes de apoyo familiar y social, recursos sociales e institucionales..) y situacionales (presencia o no de otras dificultades simultáneas como problemas familiares, de salud, duelos,....etc).
Aunque la consecución de un empleo o de una mejora profesional no dependa al 100% de uno/a mismo/a (ya que hay factores externos que influyen, como el contexto de crisis económica o las características estructurales del mercado laboral) sí que podemos tomar medidas para prevenir y minimizar el impacto emocional que nos puede generar una situación estresante.
Para ello,en los próximos artículos te mostraremos algunas herramientas y estrategias que te pueden ayudar (organización y gestión del tiempo, estrategias de manejo de ansiedad, estrategias para reforzar la autoestima, etc). Dichas estrategias y herramientas son orientativas, así que si experimentas un malestar muy intenso, te recomendamos que acudas a un/a profesional para que pueda orientarte.
Ana Rojas Martín
Psicóloga
Área de Empleo y Formación, Federación de MujeresProgresistas.
ana.rojas@fmujeresprogresistas.org