¿Estamos como sociedad demasiadx acostumbradxs a la imagen de la mujer de circo como “ayudante de” y “objeto”? ¿Cómo podemos trabajar para cambiar esta situación?
El circo es un arte escénica en movimiento y evolución constante desde hace siglos. Sin embargo, a diferencia del teatro o la danza (por ejemplo) sobre el circo ha cristalizado un imaginario muy concreto, marcado por el cine sobre todo, y mucha gente cree que es solo una cosa, solo una estética. Existe un gran desconocimiento, y por supuesto los tópicos de género juegan un papel estelar: la artista como musa o como femme fatale, la matriarca de circo como mujer sufrida y resistente, la ayudante que solo es un adorno del héroe principal. En el siglo XXI tenemos la tarea de (re)descubrir que el circo es un espacio rico en identidades abiertas y cambiantes, y que es un espacio excelente para conocernos a nosotras mismas, porque es diverso y plural.
Es un campo bastante desconocido dentro del mundo de las artes, ¿podéis explicarnos vuestra coyuntura?
La coyuntura es compleja y diversa, como todas: somos gestoras, artistas, nos formamos, compaginamos trabajos y circunstancias. Pero sí hay algunas características específicas del mundo circense y es que da pie especialmente al trabajo colectivo y a una convivencia muy intensa, y por ello suele también incluir las relaciones familiares, amorosas, afectivas, de las amistades. Como mujeres, en este ámbito tenemos que manejar códigos culturales que atraviesan nuestra manera de estar y de hacer: a la hora de sacar adelante un proyecto (en las mesas de reuniones, gestionando un bolo), de expresarnos, de construir nuestra vida.
Además, en el caso de las artistas sobre todo, existe una gran exposición de los cuerpos y sus cambios (lesiones, embarazos, seguridad, paso del tiempo), con la vulnerabilidad que eso implica. Las artistas de circo llevan siglos bregando con ello y han salido adelante, pero sin duda generar espacios para compartir estas coyunturas puede ser una buena forma de encontrar apoyo y reconocer nuestras propias valías.
¿Existen referentes de asociaciones similares en otros países? ¿Puedes hablarnos de qué líneas están trabajando?
Para nosotras es referencia el trabajo de colectivos como Les Tenaces, en Francia, una asociación de profesionales de circo dedicada al empoderamiento y la visibilización desde una perspectiva feminista. Han organizado encuentros, redactaron un manifiesto muy interesante de respuesta al imaginario clásico de la mujer en el circo y elaboraron un programa de acompañamiento para artistas que comprendía asesoría transversal: sobre toma de decisiones respecto a cuidados, proyección profesional, consultoría jurídica… En Suecia se inició el movimiento The Show is Over, mediante el cual se recopilaron casos de acoso y machismo en escuelas, espacios de programación, compañías, asociaciones… desmontando definitivamente ese mito de que el circo es un lugar al margen de las convenciones sociales, libre, puro y fraternal. De la recolección de estos testimonios surgió un manifiesto que se ha traducido a diversos idiomas, entre ellos el castellano. Para nosotras es una evidencia más de que se trata de problemas estructurales, y nos ayuda a avanzar y a trabajar para conocernos mejor.
Andrea Pérez, Estíbaliz Sanchís, María Folguera e Irene Poveda