La artista gallega Ángela de la Cruz (A Coruña, 1965) ha sido galardonada este jueves con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2017. El jurado ha premiado por unanimidad “la intensidad de su obra, que explora la compleja relación entre el espacio ilusionista de la pintura y la presencia física de la escultura”. El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte entrega este reconocimiento, que está dotado con 30.000 euros.
Considerada como una de las artistas de su generación más importantes del mapa internacional, residente en Londres desde 1989 (ha sido la única artista española finalista del prestigioso Premio Turner, en 2010, por su exposición After en Camden Arts Center), su obra es una constante investigación del lenguaje encaminada a despojar el arte de toda la grandiosidad que lo rodea para hacerlo accesible al público. Uno de los primeros gestos con los que De la Cruz acaparó la atención de la crítica consistió en romper cuadros y transformarlos en objetos escultóricos informes. Con esa iniciativa pretendía eliminar la grandiosidad que rodea la pintura y convertirla en forma para investigar un lenguaje propio. Por entonces era 1996 y acababa de morir su padre. Vivía una crisis personal vinculada a un parón artístico del que tuvo fuerza y energía para salir adelante. Con ese mismo coraje extraordinario, tiempo después superó un derrame cerebral que la tuvo en coma durante cuatro años. La enfermedad le sobrevino un día después de haber podido contemplar la ecografía del embrión de dos meses de la que sería su única hija. Nació cuando ella estaba aún en coma.
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