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La Retalera

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Hoy tenemos el gusto de entrevistar a Blanca para conocer un poquito más a "La retalera", una tienda - taller con mucho gusto. Su taller retalero está situado en pleno centro de Madrid, en la calle Desengaño 11 y en él podemos encontrar una maravillosa exposición de las telas y los productos que cose, bolsos, neceseres, cojines, prendas para niños, cuellos y todo lo que se le va ocurriendo. Un pequeño espacio multidisciplinar en pleno centro de Madrid y La Retalera como centro de muchas​cosas…​¿Qué​ofrece​ "La​Retalera"?

Me gusta pensar que "La Retalera" es como un pequeño laboratorio de ideas, de encuentro de personas con un interés común inicial como es el mundo textil pero que luego deriva hacia diferentes formas creativas. Por un lado está la génesis que es la tienda de telas de importación, por otro los talleres donde vienen personas de todo tipo a aprender y divertirse y por otro son los encuentros donde conociéndonos en persona acabamos creando colaboraciones de diversa índole. Siempre trato de ir más allá y no basarme en una simple relación comercial con un cliente. Me gusta saber qué hacen y qué puedo aportar, desde direcciones interesantes de proveedores ​a​ contactos​ de ​potenciales ​clientes ​o ​consejos​ sobre​ cómo​ optimizar ​un ​producto.

¿Qué ​cosas​ diferencian ​a ​"La​Retalera"?

Desde un punto de vista del producto, mimo mucho la calidad. Tanto de los tejidos que importo, escogiendo firmas muy reconocidas y prestigiosas, la temática de las telas en las que busco estampados originales, diferentes a lo que se ve en las tiendas habituales y que me enamoren, como en los pequeños artículos que yo confecciono. Todo lo que diseño y coso trato que sea muy bien acabado, divertido, con atención al detalle y que sea cómodo, apetecible. Y si quieres, a​ medida ​o ​por ​encargo.​ Tú​ pides ​y ​yo ​lo​ hago ​realidad.

En lo que se refiere a los talleres, los talleristas con los que colaboro son profesionales que aman su trabajo, ponen pasión, ganas e ilusión y eso se transmite en las clases. Aspiro a que todo el que venga a tomar un monográfico o clases contínuas aprenda algo útil, se divierta y obtenga un plus personal como cuando, por ejemplo, hacemos el taller de huipil en el que explicamos que es una vestimenta tradicional de latinoamérica, que Frida Kahlo popularizó, etc. Dar un contexto histórico, ​incluso​ social ​a​ lo ​que ​hacemos ​es ​uno​ de ​nuestros ​retos​ en ​las ​clases. Pero creo que mi punto fuerte es el trato personal. Establezco relaciones muy cercanas con mis clientes que acaban siendo amigos. Una de las cosas que más me gustan es conocer a alguien que empieza a coser y acaba siendo un artesano que vende en ferias y aplica algunos truquillos que ​le ​he ​dado.​ Me ​hace ​feliz ​ver ​crecer ​a ​las ​personas.

¿Quién ​es ​tu ​cliente/a?

Pues muy variado. Desde la abuelita que quiere coserle algo a sus nietos, como artesanos, diseñadores, tapiceros, encuadernadores, escenógrafos, artistas de todo tipo que precisan telas para algún proyecto… En las clases pasa igual, pero el denominador común suele ser personas con inquietudes que quieren divertirse mientras aprenden. Aunque también tenemos pequeños empresarios (diseñadores de ropa) que necesitan aprender a coser o wedding planners, por ejemplo, que necesitan mejorar su caligrafía para ofrecer servicios de cartelista, invitaciones de boda, etc. Y los que compran mis productos suelen ser personas que respetan el trabajo artesanal, les gusta tener algo especial y diferente, exclusivo y respetuoso con el medio ambiente, ​algo​ en ​lo ​que ​saben ​no ​ha ​habido ​explotación ​laboral,​hecho ​con ​amor ​a ​mano.


 

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¿Cómo​ surgió ​y​ se ​desarrolló ​tu ​proyecto?

Comencé esta aventura en 2012, cuando mi hija ya tenía cierta autonomía con 3 años y yo me aburría como un hongo en mi anterior trabajo. Necesitaba hacer algo, me encantaban las telas y soñaba con coser mis propias pequeñas colecciones de productos. Empecé comprando retales en pequeñas cantidades en Estados Unidos y vendiéndolas en mercadillos y en plataformas online. Poco a poco fuí creciendo, muy despacito pero con las ideas muy claras de lo que quería y no “quitando el dedo del renglón”. Cuando por fin me despidieron me lancé instalándome en un piso pequeñito donde habilité un espacio para los talleres y otro para el showroom de las telas.​ Y​ ahí​ sigo.

¿Te ​costó ​lanzarte​ en ​un ​principio? ​¿Cómo ​fue ​dar ​el ​paso?

Lanzarme fue relativamente fácil porque alterné durante varios años mi trabajo “normal” con "La Retalera". Al no tener un local y vender online y en mercadillos no tenía que estar sujeta a horarios. Pero hice de todo, hasta montar mercadillos en mi propia casa, vender por la calle a los artesanos que estaban en ferias y yo con mi canasto iba puesto por puesto ofreciendo mis retalitos, escribir cientos y cientos de mails contando a todo el mundo quién era y lo que ofrecía… mucho, mucho trabajo de redes sociales ya que no disponía de tiempo físico para hacerlo de otro modo. Ni dinero. Todo lo hice sola, sin ayuda ni financiación más que cuando cobraba una paga extra y me lo gastaba en comprar más telas… ha sido una tarea de hormiga de lunes​ a domingo​ sin ​horarios.

¿Cómo ​consideras​ que ​ha​ sido ​tu ​evolución​ como​ empresaria ​mirando ​hacia ​atrás?

La verdad es que me parece un milagro que haya tenido la paciencia de perseverar, sobre todo. Supongo que no soy una empresaria típica porque los planes de negocio, cálculo de riesgos y otras terminologías similares yo no las aterrizo en papel. Soy tan tan pequeña que muchas veces improviso sobre la marcha y no pasa nada demasiado grave, mis alcances son muy cortos. Pero sí me doy cuenta, sobre todo en el último año que ha sido mi absoluta independencia de toda mi vida laboral anterior, que cada vez tengo mayor impacto, que voy haciendo planes a más largo plazo ​cada ​vez ​y ​que ​va ​habiendo ​mayor ​solidez ​en ​mi ​pequeño ​negocio.

¿Qué ​tienes ​planeado ​para ​el ​2018?​ ¿Nuevos ​objetivos ​y ​proyectos?

El 2018 me gustaría que fuera el año de la responsabilidad social. Esa es una de mis metas. Estoy en conversaciones con un proyecto precioso, “Ellas lo Bordan” (​www.ellaslobordan.es​;) impulsado por la Fundación Amoverse, en el que dan empleo, formación, vivienda y otro tipo de ayudas a mujeres madres víctimas de la violencia. Han creado un taller y las están enseñando a coser. Aunque mi producción es muy pequeña aún, espero que el año que viene puedan coser prendas y complementos de La Retalera. Sólo pueden salir cosas buenas de este tipo de colaboraciones. Además, me gustaría ampliar la oferta de clases y aumentar el catálogo de productos diseñados por mí. También me gustaría seguir creciendo como tienda de telas y mejorar ​mi​posicionamiento ​en ​el​ mercado.

En ​tu ​caso, ​¿ser​ emprendedora ​te ​facilita ​o ​dificulta ​la​ conciliación?

En mi caso lo mejora. Ahora yo llevo todos los días a mi hija al colegio sin ir a la carrera y la recojo varios días a la semana, no todos porque me reparto con mi pareja. Pero ser mi propia jefa me permite flexibilizar a mi medida mis horarios sin pedir permisos, ni dar explicaciones. Lo que más me gusta de todo es que si mi hija se enferma me puedo organizar para trabajar desde casa. He llorado muchas veces por tener que dejar a mi pequeña medio malita con un chute de apiretal en el colegio porque no podíamos pedir permiso en el trabajo. Eso se acabó. Muchas veces incluso viene al taller mientra yo trabajo y juega allí. Mi hija está incluída, si es necesario, en mi vida laboral. Ahora sólo negocio con mi pareja y eso es muchísimo más fácil porque tenemos​el​mismo​interés.

Basándote ​en ​tu ​experiencia ​hasta ​ahora,​ ¿qué ​te ​gustaría ​aconsejar ​a ​futuras ​emprendedoras?

Emprender es un poco como ser madre. Una empresa es como un hijo, requiere todo tu tiempo, dinero, esfuerzo y conocimientos. Lo quiere todo de tí. Has de estar dispuesto a trabajar mucho más que antes, de lunes a domingo, a horas intempestivas. Creo que es bueno contemplar que la formación debería ser una constante, siempre hay algo más que aprender y no hay que rezagarse. Ponerse metas y averiguar qué hay que hacer para cumplirlas, y que sean realistas. No dejarse llevar por el desaliento, si es una buena idea, trabajas duro y eres firme, lo conseguirás. Preguntar mucho, relacionarse con otros afines y diferentes, ser muy curioso, aprender de todo. Ojos y orejas bien abiertos. Crear comunidad y compartir conocimientos y experiencias, eso nos ayuda a crecer a todos. Ser absolutamente honesto con los demás y con uno mismo. Ayudar a otros en su camino. Empoderarse, que a las mujeres nos hace mucha falta. Y​no ​escuchar ​a ​los ​agoreros:​ sonríe ​y ​sigue ​adelante!

Muchas gracias por tus palabras Blanca!

Para terminar recomendamos visitar los sábados tu Mercadillo intensivo, de 11 a 19h ininterrumpidamente, en el que trabajáis contra reloj "para que podamos tener muchas cositas chulas como regalos de navidad. Cosas especiales, diferentes...bolsos, mochilas, tote bags, neceseres, llaveros, mantitas para bebé, bolsitas de merienda, parches y coderas, turbantes.... todo hecho a mano". 

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